FEBRERO 2010 - nº 2
La pieza que presentamos, donación al Museo de la Ciencias del Vino de D. Luis Alcaide, está inventariada con el número 007 y localizada en la sala “Campo” de la Exposición Permanente en la Sección E. 2.3 Poda. El útil, ejemplo de la tecnología agraria tradicional, procede de Almendralejo y su datación, en base a la información facilitada por el propio donante, se puede fijar en el siglo XIX. Las dimensiones del corvillo son: 34 cm. de longitud, l8 de envergadura y 5 de anchura de la hoja. La pieza fue fabricada con hierro para la hoja mientras el mango, en la modalidad de espigón, es de madera, de forma troncocónica con arandela anillada de sujeción y una simple decoración de aros pareados. El estado de conservación de la pieza era bueno, aunque estaba aquejada de suciedad y polvo fijado por el óxido de hierro de la hoja lo que ha exigido su restauración. La intervención ha consistido en eliminar los óxidos de la hoja de formas mecánica y disolvente para aplicar luego una capa protectora de metales. El mango se ha limpiado con métodos acuosos y, para evitar un mayor deterioro, se tomó la decisión de no intervenir en la fractura longitudinal que presenta.Los corvillos o tronchetes tienen una simple forma de hoz, con una hoja recta afilada por su lado interior, es más corta y más ancha que el útil que le sirve de modelo que, en su extremo, se ensancha y se curva casi en ángulo recto. Precisamente, a la altura del ángulo de la hoja y en lado exterior que no está afilado, se añade formando parte de la misma, una hachita de pala pequeña y filo cortante. Los enmangues de los corvillos pueden ser de tubo o de espigón y su mango de madera de forma, generalmente, troncocónica suele llevar algún tipo de adorno grabado para evitar que se resbale de la mano al ser usado.
La utilidad de los corvillos, a tenor de la información que nos proporcionan los hallazgos arqueológicos de “El Jardinero” (Valencia de Alcántara, Cáceres) y de los textos de los agrónomos clásicos como Columela, Catón y Palladio, no puede ser otra, en principio, que la poda del viñedo, de aquí su denominación de falces vinitoriae (hoz de viticultor), vineatica (cuchillo de viticultor) o putatoriae (podadera). Más tarde, esta hoz se utilizará también, en la poda del olivar o para “despotrerar” usando la hachilla. En Extremadura y, particularmente, en Almendralejo, hasta la aparición de la tijera, el corvillo fue el instrumento habitualmente usado para la poda o “descargar” tanto el viñedo como el olivar. Por corvillo se entiende en algunas zonas de América un machete curvo que usan los agricultores para las labores del campo o como arma.
La forma de los corvillos ha evolucionado muy poco con el paso del tiempo dada su adecuación a la tarea para la que se diseñaron. La descripción de Columela coincide con la forma del hallado en la necrópolis hispano-visigoda de La Haba (Badajoz), con los que se describen en los menologios desde el de San Isidoro, con el dibujado en el Códice de la Catedral de Toledo o los que decoran los medallones de la sillería del coro de la de Barcelona. Estas formas de los corvillos medievales coinciden, casi, punto por punto con las que, con ligeras variantes, han llegado hasta la actualidad demostrando así la funcionalidad del utillaje y la tecnología popular.
BIBLIOGRAFÍA
Miguel Becerra Pérez. El léxico de la agricultura en Almendralejo (Badajoz). Badajoz, 1992.
José Ángel Calero Carretero y Arturo Molina Dorado. “Un ajuar de época hispano-visigoda procedente de La Haba (Badajoz)”. Proserpina 10, pp. 65-77.