RESUMEN
Cuando la religión se oficializa surgen los dogmas y los preceptos, pero ante la religión que se normaliza aparece otra de modo limítrofe que se expresa con actitudes que se encuentran en la frontera de lo permitido. En esto consiste el fenómeno popular de la religión, en hacerse práctica y funcional.
Durante la edad moderna confluyen, uniéndose y distanciándose a un tiempo, elementos de la ortodoxia católica, basados en la doctrina, con otros heterodoxos, que rayan la magia, la superstición y la amoralidad. Frente a la devoción oficial surge otra más asequible, urgente y participativa que da al hombre moderno cierto control sobre su destino. Este sentido vivencial de lo religioso crea la facultad de practicar una religión dentro de los límites individuales y colectivos que le son impuestos a todo hombre al nacer. Son estos límites los que se sortean en el periodo moderno, bien por ignorancia, por negligencia o por mala fe.
Una religiosidad popular, para decirlo en palabras de N. Bakker, que desde el punto de vista material es formalista, ritualista (que utiliza el rito como forma de expresión) y milagrera (al rogar gracias) y desde el punto de vista espiritual, devocional (basada en el culto a la Virgen, Santos y difuntos), individualista (que busca la salvación personal) y fatalista.
CURRICULUM
San Sebastián 1966. Licenciado en Geografía e Historia por la Universidad de Extremadura donde obtuvo la especialidad en Historia Moderna, Máster en Pedagogía Sistémica y profesor del IES Santiago Apóstol de Almendralejo. Es miembro del comité científico de las Jornadas de Historia de Mérida y del I Congreso sobre Luis Chamizo. Realizó cursos de doctorado en la Universidad de Toulouse en el Departamento de Hispanistas. Dirige la revista sobre bibliotecas escolares y lectura “El Navegante”, fue director del Aula Literaria Carolina Coronado. Tiene publicado artículos sobre educación, historiografía y religiosidad popular.