cronista

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22. Cuando el hambre apretaba: el sueño áureo de los almendralejenses en América, por Esteban Mira Caballos

mirawEsteban Mira Caballos: Natural de Carmona, se licenció en Historia de América en 1990 y se doctoró en la misma especialidad en 1995, obteniendo la máxima calificación "Cum Laude" por unanimidad. Ha sido sucesivamente becario de investigación de la Junta de Andalucía, de la Junta de Extremadura y del Ministerio de Educación y Ciencia. Pertenece a la Asociación Española de Americanistas, a la Asociación de Historiadores Latinoamericanistas de Europa y a The Conference on Latin American History de los Estados Unidos. Recientemente ha sido nombrado miembro correspondiente extranjero de la Academia de la Historia de la República Dominicana.
Ha estudiado especialmente las relaciones entre España y América en el siglo XVI, habiendo publicado una docena de libros así como una veintena de ponencias en Congresos nacionales e internacionales. Asimismo, ha dado a la estampa medio centenar de artículos en las más prestigiosas revistas modernistas y americanistas, como Hispania, Ariadna, Revista de Historia Naval, Studia Historica, Asclepio, Revista de Historia Social y Económica de América, Archivo Hispalense, Clío, Iberoamerikanisches Archiv, Archivo Dominicano, Ecos, Iacobeus, Hispanic Americam Historical Review, Jarbuch für Geschichte Lateinamerikas, Revista de Indias, Iberoamericana, Revista Complutense de Historia de América, Temas Americanistas e Hispania Sacra, entre otras.
Actualmente enseña Historia, como funcionario de carrera, en el cuerpo de profesores de Enseñanza secundaria de la Comunidad Autónoma de Extremadura.

Cuando el hambre apretaba: el sueño áureo de los almendralejenses en América

La frontera indiana estuvo presente en las conciencias de los almendralejenses desde los primeros años de la Conquista. Las misivas que remitían los paisanos que ya estaban en las Indias favorecieron el recuerdo, aunque fuese idealizado, de las tierras que se encontraban al otro lado del Océano. Los que vivían en unas condiciones más precarias alimentaron el sueño áureo indiano, que solo algunos se atrevieron a realizar, cambiando lo cierto por lo incierto en la búsqueda de una vida mejor. Muy pocos lo lograron.
No obstante, la presencia de almendralejenses en América fue muy escasa probablemente porque, pese a las diferencias sociales y a no pertenecer a un territorio de realengo, la riqueza de la tierra reducía en alguna medida el hambre que se padecía con más intensidad en otros territorios de Extremadura. Hemos localizado unos 180 emigrantes en tres siglos, pocos, muy pocos, teniendo en cuenta que la emigración extremeña solo en el siglo XVI afecto a unas 14.000 personas. Solo algunos consiguieron hacer fortuna, fundando capellanías o dejando donaciones en la parroquia, en las ermitas de los Mártires y de la Virgen de la Piedad así como en el hospital de la localidad.